En la vasta y enigmática urbe de México, las tragedias naturales han esculpido no solo el paisaje físico sino también el emocional de sus habitantes. Así nació Equipos y Servicios en Agua de Lluvia o ESALL, una iniciativa que busca no solo transformar la captación de agua de lluvia sino también redefinir nuestra relación con este vital recurso. Rodolfo Torres, el visionario detrás de este proyecto, nos cuenta con pasión y detalle cómo una catástrofe, el terremoto de 1985, plantó la semilla de una idea revolucionaria.
De la tragedia al emprendimiento
Rodolfo Torres, aún estudiante de ingeniería civil en aquellos años, quedó marcado por la devastación del terremoto. Con la firme convicción de que algo debía hacerse, canalizó su formación y su experiencia hacia la creación de un dispositivo capaz de captar agua de lluvia. La idea era sencilla pero ambiciosa: infiltrar agua para aliviar la presión sobre los recursos subterráneos y proveer agua de calidad en una ciudad donde la disponibilidad de este recurso es desigual y muchas veces de mala calidad.
Los primeros años fueron de arduo trabajo. Junto con un grupo de compañeros ingenieros, desarrollaron un prototipo funcional. La emoción de ver su creación en acción fue palpable cuando las pruebas iniciales en una bodega de Walmart y un rancho en Temazcal demostraron que el dispositivo no solo funcionaba sino que producía agua de buena calidad. Esto los llevó a una colaboración con la UNAM y, eventualmente, al Instituto de Ingeniería, donde su dispositivo fue sometido a rigurosas pruebas. Contra todo pronóstico, el agua captada cumplía con la norma 127, un estándar que garantiza que el agua es apta para consumo humano.
La NOM 127 de la Secretaría de Salubridad y Asistencia es un sello de calidad difícil de alcanzar. Esta norma asegura que el agua es segura para beber, lo que implica superar una serie de pruebas microbiológicas y fisicoquímicas. Rodolfo describe con entusiasmo cómo su dispositivo logró cumplir con estos estándares, una hazaña que no solo validó su invento sino que también reveló las deficiencias del agua distribuida por la ciudad y de muchas purificadoras comerciales.
Esta validación abrió puertas y atrajo el interés de diversas instituciones, incluyendo a la Fundación Helvex. Con el apoyo de estos aliados, ESALL se consolidó no solo como un proyecto viable sino como una solución necesaria en un contexto urbano donde la calidad del agua es una preocupación constante.
Un futuro resiliente y sostenible
La pandemia de 2020 y los cambios en la administración gubernamental plantearon nuevos desafíos. Sin embargo, estos obstáculos no detuvieron a ESALL, que aprovechó el tiempo para perfeccionar su sistema RT (Ray Tube), un dispositivo hecho de PVC que también capta agua de lluvia. Este sistema, al igual que su predecesor, fue diseñado para ser asequible, eficiente y sostenible.
El impacto potencial de los sistemas de captación de agua de lluvia es enorme. En un contexto de sobreexplotación de los acuíferos y frecuentes hundimientos urbanos, cada litro de agua captado es un litro que no se extrae del subsuelo, mitigando así los riesgos de socavones y daños estructurales en los edificios.