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Marco Praga sobre la rentabilidad del diseño hotelero

Marco Praga sobre la rentabilidad del diseño hotelero

Más allá del carácter lúdico y emocional que hemos impreso a la industria hotelera en los últimos años, los hoteles son negocios rentables. 

Ambas experiencias son intencionales: la del viajero de negocios o de placer, el que se queda por poco tiempo o el que anhela unas vacaciones largas, el que busca funcionalidad o el que aprecia el arte.

Los arquitectos de hoteles tienen una idea muy deliberada de cómo quieren que los huéspedes interactúen con sus espacios y entienden el diseño como la resolución de un problema.

“Los hoteles suelen relacionarse con el diseño de sus interiores, pero realmente son un ejercicio de flujo de caja con un inevitable componente inmobiliario. 

Si uno no entiende por qué, para qué, cómo y para quién se hace un hotel, no hay forma de definir la existencia del edificio —explica el exitoso arquitecto Marco Praga—.

El diseño hotelero va mucho más allá de lo que la gente quiere o lo que le gusta, sino que hay que comprender el negocio. Cada decisión cuenta. Es la conjunción perfecta de operación, inversión y venta”.

Su padre economista se involucró en la estructuración de proyectos hoteleros, por lo que Marco creció entre planos y obras negras, con una fuerte conciencia financiera.

En las aperturas, 
“yo era el botones, 
ayudando a todo el mundo 
—confiesa—. 

Creo que los hoteles son lo más parecido a una obra de teatro, una puesta en escena para una única audiencia que es el huésped, mientras [el personal] tras bambalinas opera sincrónicamente, como si fuera un reloj. Ahí uno ve todo lo bueno y las metidas de pata que existen dentro de la operación. Es muy divertido”.

Praga diseña con una mano en el corazón y la otra, en el bolsillo. Su sello distintivo es la comprensión integral del proyecto y su firma ha encontrado redituable invertir en los hoteles más allá de construirlos.

“Entendemos perfectamente cuál es el negocio para el que estamos diseñando. Lo que buscamos no es ganarnos el premio Pritzker, sino el reconocimiento en todos los campos —continúa—.

Quiero que el proyecto que yo diseñe sea el mejor negocio para mi cliente, además de un edificio perdurable y atemporal. Más que proveedores de diseño, somos unos socios y aliados estratégicos, consultores y amigos para nuestros clientes”.

Aunque su metodología cambia cada vez, “todo buen proceso de diseño inicia con una buena charla”, explica, para después traducirla en una intención y, subsecuentemente, en un plan.

Si bien la comodidad es un componente fundamental del proceso de diseño, Praga refiere que es directamente proporcional a las necesidades del usuario y el modelo de negocio del hotel.

 El arquitecto apunta
hacia un lujo práctico
en cuanto a la experiencia
y no a nivel tangible. 

“Hoy en día, un hotel es bueno si está bien ubicado, tiene buen wifi, la cama es cómoda y tiene un buen blackout —dice con seriedad absoluta—. El resto son monerías”.

¿Viajes planeados o espontáneos?
Marco: Espontáneos.

¿Lujo o aventura?
Marco: Aventura.

¿Complejo turístico u hotel boutique?
Marco: Depende de con quién y dónde.

¿Un hotel que te haya enamorado desde el primer momento?
Marco: El Click Clack de Medellín. Es simpático porque tiene mucha vanguardia de diseño —aunque es incómodísimo— y está permanentemente lleno de experiencias.

¿Un destino en el que te fascinaría construir un hotel?
Marco: ¡Prácticamente en todos lados! Palomino. No, no, La Guajira.

Marco Praga es socio director de GVA arquitectura integral, una firma mexicana que se posiciona como una de las más grandes en Latinoamérica. Durante su ejercicio profesional ha realizado proyectos por toda Sudamérica, Estados Unidos y algunas regiones de Europa y Asia.

Sus especialidades son la estructuración, diseño y desarrollo de hoteles, centros comerciales, desarrollos residenciales, oficinas y usos mixtos.

¿El proyecto que más disfruta?
“El que viene”, dice.

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