En una declaración de intenciones, la cocina moderna se viste de carmesí. No por completo, para evitar saturar al ojo educado, pero sí mediante acentos puntuales que la dotan de una personalidad extrovertida. Una oda a la monocromía donde prácticamente no hay un resquicio para otra tonalidad. Y es que el rojo es tan poderoso que, allá donde lo uses, lo llena todo.
Aunque es cierto que no constituye uno de los colores más complicados de combinar, también lo es que llevarlo con orgullo requiere cierta dosis de seguridad incompatible con la timidez, sobre todo si quieren crearse ambientes igual de carismáticos. Sin embargo, no debe confundirse con soberbia, ya que parte de su poder reside en una habilidad para adaptarse a distintas escuelas estéticas.
El secreto para no errar en la decoración radica en valerse de los neutros como base –funciona de maravilla con los grises y arenas intensos– y utilizar el rojo en piezas contundentes. Por ejemplo, el mobiliario y los electrodomésticos. Emplear un elemento focal–digamos, una obra de arte en gran formato–que ostente esta gama ayuda a generar cohesión visual. Partir de ella para combinar el resto de los elementos será como un juego.
Asimismo, toma nota de que las versiones más oscuras, como el granate, aportan dramatismo a la ecuación; mientras que aquellas que se acercan al naranja resultan más alegres. Finalmente, consulta nuestra galería para obtener una dosis de inspiración adicional.
[caption id="attachment_1876" align="alignnone" width="800"] Cocina moderna con acentos rojos. Foto: cortesía de Helvex.[/caption]
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