El “niño mimado” del interiorismo retoma el poder que ostentó antaño. Y lo hace con la seguridad de quien tiene un lugar reservado en las casas más glamorosas. Esta vez, se apodera de todas las estancias y, lejos de conformarse con su reinado en suelos y revestimientos, se apropia del mobiliario y los accesorios: morteros, cubiertos, relojes, candelabros y más.
Al nuevo mármol no hay estilo que se le resista. Si junto a terciopelos, cobres y sedas muestra su cara más extravagante, es también el acompañante ideal en ambientes nórdicos, donde aporta luz y se integra a la perfección con la madera y las líneas minimalistas. Tremendamente bello, se despoja de la etiqueta de “conservador” y se descubre moderno, incluso en las composiciones más arriesgadas.
Esta versatilidad viene, quizás, de la variedad de colores en los que es capaz de mutar. Desde el marfil hasta el crema, pasando por el rosa, verde y negro, todos igual de atractivos. Pero, sobre todo, se debe a que incorporado nuevas tecnologías, para quitarse lo caprichoso sin comprometer sus señas de identidad.
La reinvención de un clásico
La firma italiana Fiandre de Emozioni by Helvex es líder mundial en la producción del mármol tecnológico en gran formato. Este se compone entre 91 y 96% de mármol y entre 3 y 5% de resinas y pigmentos para, mediante un proceso complejo basado en la vibrocompresión al vacío, conseguir un producto final superior a la piedra natural, mejorando sustancialmente sus propiedades funcionales y posibilidades decorativas. Es ultradelgado pero igual de resistente que el original, homogéneo –por lo que se se puede aplicar en grandes superficies sin que se observen cortes, ni diferencias de tonalidad– y, gracias a que su porosidad es prácticamente nula, resulta muy fácil de limpiar y mantener. Mármol para millennials, se podría decir: sin tiempo que perder pero con un estilo que despierta la envidia.