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Eficiencia energética, más allá de un edificio inteligente

Eficiencia energética, más allá de un edificio inteligente


La arquitectura y la construcción tiene nuevos retos que están cada día más relacionados con el uso responsable de los recursos.

Tener el control de tu casa en el celular parecía cosa del futuro, pero cada vez es algo más común. Ahora, la responsabilidad de los creadores de espacios se vuelve aún mayor, pues en la mayoría de los casos están buscando la forma de ser energéticamente eficientes.

 La iluminación de bajo consumo, las ventanas de doble vidrio, los paneles solares, incluir plantas, recolectar agua de lluvia y sacarle provecho a la luz natural son parte de la solución a la eficiencia energética. Sin embargo, este tema va un paso adelante.

En este sentido, se están usando ya sistemas eficientes de calefacción, ventilación y aire acondicionado inteligentes (HVAC), mismos que significan una revolución en su ramo. 

¿Cómo funciona? Sensores avanzados analizan datos para automatizar la refrigeración en función de la ocupación, el clima y las cargas térmicas.

Este ajuste dinámico se adapta a los patrones de ocupación, reduciendo la refrigeración innecesaria cuando los espacios están vacíos.

Otro ejemplo que aún está en fase de prueba es BREO (Building Resource Expression and Optimization). Este une la automatización de los edificios con la interacción humana. 

"Los edificios podrían ser mucho más inteligentes si aprovechamos el conocimiento de las personas que se encuentran en su interior", aseguró Paul Chávez, quien encabeza este proyecto.

Según un artículo publicado en ArchDaily, el sistema equipa a los edificios con datos "expresivos" de sistemas eléctricos, de confort térmico, calidad del aire, agua, gas natural, iluminación y audiovisual a través de salidas sensoriales.

El sistema aprovecha los sentidos humanos para comunicar la comparación de recursos, asegurando que los ocupantes puedan discernir fácilmente si el edificio tiene un estado positivo, neutral o negativo en cuanto a su uso de recursos.

Además de pantallas y colores, BREO explora la posibilidad de integrar sonidos y aromas. 

¿Cómo funcionaría esto? Si el edificio está en estado positivo, los habitantes escucharán un agradable sonido. Si está en negativo, ruido. En neutral, silencio total. Igual pasaría con la calidad del aire.

Este modelo de edificio pensante que interactúa con sus ocupantes resulta interesante. ¿Estarías dispuesta a tener esa relación con el inmueble que habitas por el bien del medio ambiente?