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Aunque no seas capaz de reconocerlo, muchas veces somos demasiado duros con nosotros mismos.
Los expertos lo llaman el diálogo interno y a veces sucede en voz alta. Muchas otras, no se escucha. Lo que siempre pasa es que, sin importar la manera, va moldeando nuestra vida.
En el sentido de que nuestra mente es como un jardín fértil, cosechamos lo que sembramos. ¡Y todos queremos buenos frutos!
¿Eres muy duro contigo mismo? Si somos muy autocríticos, tendremos un problema de imagen propia dañada y pensamientos negativos. Sin embargo, si ¨sembramos¨ amor, conseguiremos una actitud positiva ante la vida y eso, sin duda, hace la diferencia.
El Dr. Martin Seligman, padre de la psicología positiva, afirma que "el diálogo interno negativo puede llevar a la depresión, la ansiedad y una sensación general de impotencia".
Mientras tanto, Kristin Neff, psicóloga y pionera en el estudio de la autocompasión, sostiene que "la forma en que hablamos con nosotros mismos en tiempos de dificultades puede marcar la diferencia entre el sufrimiento y la resiliencia".
“Nuestras palabras internas se convierten en creencias, y nuestras creencias se convierten en nuestra realidad".
Si nos repetimos continuamente mensajes negativos, como ‘soy inútil’ o ‘nunca tendré éxito’, estas creencias se arraigarán en nuestra mente y se convertirán en una realidad autoimpuesta, comenta Sandra Elisa Roch, fundadora de “SER By Panterita”, una plataforma de crecimiento personal y espiritual.
Consejos prácticos
No eres tonto, muchas cosas pasan por accidente y no está en tus manos evitarlo.
Háblate a ti con la amabilidad y comprensión que lo haces cuando tus amigos están en apuros.
Intenta ser siempre amable, tanto con los demás como contigo.
Háblate con confianza y visualiza el éxito. Así, el camino a lograrlo será más sencillo.
Si los demás creen tu discurso, confiarán. Para eso, el primero que debe creerlo eres tú.