En la compleja intersección entre las disciplinas humanísticas y científicas, encontramos a Brenda Isabel Pérez, una joven arquitecta que ha sabido integrar sus múltiples intereses en una carrera única y multifacética. En sus propias palabras, “en la preparatoria era muy buena en materias relacionadas a las humanidades (como filosofía, antropología, letras) pero también en física, lógica, matemática, estadística o administración. La arquitectura parecía conjuntar todos mis intereses y cualidades”. Aunque estuvo a punto de dedicarse a la psicología o a las letras, finalmente se dio cuenta de que su perfil transdisciplinar y su vocación se alineaban mejor con la arquitectura, permitiéndole contribuir significativamente al pensamiento y la construcción de espacios. “Me interesaba tener la capacidad de realizar alguna mejora o aportación con la sociedad y me intrigaba bastante la autoconstrucción”, mencionó.
El ejercicio de su profesión no ha estado exento de retos. A diferencia de muchos de sus colegas, ella no se formó de manera convencional ni en una sola dirección, sino que desde el inicio se inclinó hacia la comunicación y la gestión cultural en el ámbito arquitectónico. “Desde siempre estuve inclinada a mirar el espacio o la arquitectura desde la crítica, su valor social y a llevar procesos de una manera un poco más lenta”, explicó. Su enfoque ha estado siempre en la crítica, en el valor social de la arquitectura y en llevar a cabo procesos más lentos y reflexivos.
Esta perspectiva, aunque enriquecedora, ha sido difícil de implementar en la práctica profesional, ya que “el pensamiento arquitectónico necesita tiempo para asentarse, sobre todo cuando a una le interesa hacer algo que signifique y resuene comunitariamente”, dijo Brenda Isabel en entrevista. En contraste con el estereotípico camino del arquitecto que se desarrolla en una oficina, adquiere experiencia y eventualmente se independiza, su recorrido profesional ha sido distinto y más complejo. "El camino estereotipo del arquitecto es entrar a una oficina, aprender mecanismos y lenguajes, adquirir más oportunidades en la toma de decisiones en ese lugar y replicar todo cuando tengas más clientes y llegue el momento de independizarte. Ese no fue mi desarrollo profesional", confesó.
Una de las áreas de mayor interés para esta arquitecta es la perspectiva feminista en los espacios domésticos. "Analizar y cuestionar la forma en la que se han producido los espacios domésticos, entendidos como casas, viviendas u hogares, es un posicionamiento muy importante para las que nos encontramos en el feminismo", dijo Brenda Isabel Pérez.
Aunque no cree en la existencia de un “espacio 100% feminista”, sí considera que el análisis desde una perspectiva de género ofrece un lente valioso para explorar la espacialidad y reconocer a las mujeres como habitantes, agentes de cambio, trabajadoras y cuidadoras. Esta perspectiva ayuda a imaginar futuros diferentes y a actuar sobre el presente. “Creer que lo privado no interpela en lo público y en la colectividad es unmentira. Por eso, para mí, es muy importante la visibilidad, el cuestionamiento y el accionar de ese tipo de espacios”, explicó. Llevar todo lo aprendido a la práctica Brenda Isabel Pérez ha canalizado su visión y sus inquietudes en proyectos como Colectiva Argamasa y Archivo Casas. La primera, fundada junto a Montserrat Quintanar, Paula Barba y otras colegas, surgió durante la pandemia con el deseo de aprender a construir cosas y casas con sus propias manos. "Nos interesa la construcción con tierra, las intervenciones urbanas, los procesos pedagógicos que vinculen arte y territorio, y el activismo, todo priorizando a las mujeres", mencionó. Este proyecto se centra en la construcción e intervenciones urbanas que vinculan arte y territorio, y activismo, todo ello con una prioridad en las mujeres. La colaboración horizontal y la búsqueda de sostenibilidad han sido elementos fundamentales en su trabajo, lo que ha resultado en una experiencia gratificante. “Trabajar de manera horizontal entre varias mujeres, buscar sostenibilidad (económica, con el contexto y la sociedad) y priorizar a las mujeres sin duda nos ha llevado mucho tiempo, pero ha sido muy gozoso”.