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El diseño biofílico al rescate

El diseño biofílico al rescate

¿Qué tienen en común las oficinas centrales de Amazon en Seattle, el Banco Nacional de Australia y el Parque High Line en Nueva York?

La naturaleza nos hace bien, pero al vivir en grandes ciudades nos alejamos de ella y de sus beneficios.

Justo por eso nació el diseño biofílico, que propone insertarla en el urbanismo, llevándola al interior de edificios y lugares insospechados. 

Recuerdo, hace algunos años, cuando navegué en el viaje inaugural del Oasis of the Seas, uno de los cruceros más grandes del mundo.

Uno de sus hotspot era -y sigue siendo- su ¨central park¨, un enorme jardín con miles de plantas ¡a bordo!

El diseño biofílico -que es ¨primo¨del ecodiseño- intenta reconectar a las personas con la naturaleza.

Por eso los jardines horizontales y otras propuestas que invaden las urbes regalando espacios verdes por doquier.

Todo se trata se sentir
que estamos donde deseamos
y no donde nos ubica nuestra realidad.

Entre los beneficios de este movimiento de diseño destacan el bienestar, más productividad, el positivismo, la tranquilidad, mayor energía, la felicidad, menos estrés y más calma. Y siendo sinceros, ¿quién no desea eso?

En el diseño biofílico no solamente interviene la vista. Quienes habitan estos espacios están expuestos a estímulos sensoriales como los olores y los sonidos -sí, de ahí que las cascadas estén teniendo tanto éxito-.

 También se implementan colores muy específicos que evocan elementos naturales y materiales como madera, lana, cuero y piedra.

Si quieres implementar este diseño a tu empresa o a tu hogar, debes tomar en cuenta lo siguiente:

Aprovecha los espacios al aire libre, aunque sea un pequeño balcón.

 Coloca plantas de interior -casi todas necesitan luz, así que asesórate bien de cuáles comprar-.

La luz natural siempre será mejor: ¡sube las cortinas!

 Procura el sonido del agua.

Coloca cuadros y elementos de decoración que evoquen a la naturaleza.

En la ciudad de México tenemos algunos espacios que resultan dignos representantes de esta corriente. Por ejemplo, una torre corporativa que se levanta sobre Paseo de la Reforma y que cuenta con un jardín en una terraza a gran altura.

También, en el parque La Mexicana, que reposa entre impresionantes rascacielos, la naturaleza se apodera del paisaje y le ofrece a los capitalinos un espacio magnífico para desconectarse del ajetreo citadino.